Una pequeña fábula...

Habia una vez, en un lugar muy muy lejano, una persona especial.
Es especial, pues ademas de centrarnos en él en la historia, tenía un don especial, un don que poca gente conserva. Es el don de ser transparente, lo cual significaba que no era falso, y tenía un don de gentes, ya que era un buen amigo de sus amigos, y de la gente que no conocía.
Lo tenía todo: buena familia, buenas amistades, chica, una bici tremenda; pero un día, por culpa del hado, o destino, llamese como quiera, pensó que lo perdió todo, por lo que se entristeció.
Un día, paseando en la bici, se encontró con un suricato y un león:
-¿Pequeño chico, que te pasa?, preguntó el suricato, preocupado al ver la cara del chico.
- Nada, le respondió, he perdido todo en mi vida, y ya no se que hacer con ella.
-Nunca se pierde todo, respondió el león, mientras se tenga a una persona en tu vida, mientras se tenga a unos padres, no hay nada de lo que preocuparse.
-Pero, ¿si falta el amor la vida tiene sentido?, Preguntó el chico, dudoso de saber la respuesta.
-Si!, grito el suricato, el mundo está lleno de gente. Algunas te querrán, otras no. El amor es como una ruleta.
-Mas bien, una ruleta rusa, interrumpió el león, ya que te hiere mas que una normal.
-Bueno, si, digamos que es como una ruleta rusa. Tienes que probar hasta encontrar la bala. La bala representa a la verdadera amada. Y cuando encuentres la bala y entre en ti, sabrás que es con ella con quien desearas pasar tu vida.
-Tenéis razón, he pensado como un tonto que he perdido todo, pero tengo a mis amigos, a mi familia, y a alguien esperándome en este mundo. Gracias, gracias por hacerme ver la realidad.
El chico, sonriente, abrazó a los animales, y se fue a su casa, a agradecer todo a sus padres y a sus amigos, y asi nunca mas volvió a sufrir mal de amores.
Moralejas:
No hay amor que duela,
si un familiar o amigo te consuela.
Y no hay amor de toda la vida,
si mas que felicidad, deja herida.