El secreto de la felicidad

Hace no mucho tiempo, hubo en un lugar no muy lejano, una persona que se fue en la búsqueda de la felicidad. Era una persona muy sabia, pero este conocimiento le hacía volverse estúpido, pues buscaba el sentido más difícil a las cosas.

Un día, reflexionando, decidió salir a buscar la felicidad en su plenitud.

Su familia intentó detenerle, pues era una locura, no existía objeto que pudiera albergar tal sentimiento tan poderoso, pero él era muy persuasivo y les convenció para irse. Y partió, tomando como primera parada a los monjes tibetanos. Eligió, como medio de transporte, un simple caballo, pues prefería reflexionar durante el viaje, cosa que no conseguía yendo en transporte moderno. Después de un duro viaje de poco más de un mes, llegó a el Potala, lugar en el que, habiendo oído hablar de él, el mismísimo Dalai Lama le recibió. Después de una charla acerca del viaje le dijo:
-Te has recorrido medio mundo, y hasta aquí has llegado, me gustaría oír con tus propias palabras: ¿qué es lo que esperas encontrar de tu peregrinación?
-Maestro, busco encontrar la felicidad en su plenitud, y saber en qué reside.
- Joven peregrino, si realmente buscas eso, tu viaje no te ayudará en nada, pues muy lejos de la respuesta estas, mucho más incluso de cuando partiste...
- Dígame, por favor maestro, ¿Dónde reside la felicidad?
-Lo siento, es algo que deberías encontrar por ti mismo, si me permites, he de orar... -Y acto seguido se fue.
Decepcionado por que el Dalai Lama no le resolviera el misterio, decidió irse hasta Lumbini, la ciudad dónde nació Buda, y meditar allí, junto a los monjes budistas, para ver si encontraba la felicidad. Después de un año de convivencia, ocurrió algo. Como si de un flashback se tratara, se encontraba en una especie de Nexo. Enfrente suya estaba Buda, rechoncho y sonriente.
-He visto que andas buscando la felicidad- Dijo.
-Si, se...señor, tú que eres tan sabio, ilumíname con tu sabiduría y dime dónde reside.
-Si fuera tan fácil. Para nosotros, los budistas, la felicidad plena reside en alcanzar el Nirvana, pero también hay otra felicidad, más asequible para los humanos corrientes. Percibo en tu karma que tu felicidad esta muy cercana a ti. Te reencarnaste en este cuerpo tan privilegiado gracias a tu karma del pasado, y digo privilegiado, porque lo que buscas, está muchísimo mas cerca de lo que crees, en algo que siempre tienes ahí, incluso en lo malo, ya sabes de lo que hablo, ¿verdad?
-Creo que sí, la felicidad reside en.....
Se despertó tranquilamente y, dando las gracias a los monjes que habían sido sus compañeros durante ese año, emprendió el regreso, recapacitando acerca de la ilusión, sueño o evento sobrenatural que había ocurrido durante el oratorio.
Nada mas llegar a su hogar, reunió a toda su familia durante una comida, en la que no faltaba de nada, y pronunció las siguientes palabras:
-Familia, os he reunido aquí para daros noticia de mis descubrimientos. Todos sabéis que, hace un año y medio, partí de aquí, con el objetivo de encontrar la fuente de felicidad plena. Intentasteis detenerme en vano, pensando que no encontraría respuesta, que sería una locura, pero aquí os traigo mis relatos.
Después de contarles la historias con el Dalai Lama y el sueño con Buda, llegó a su conclusión.
-Y el mismísimo Buda me dijo, Alejandro, la felicidad no reside ni en ningún objeto, ni en ninguna persona únicamente. La felicidad reside en cada uno de los miembros de tu familia. Esas personas que están siempre ahí, que te hacen jugarretas desde pequeños, que te cuidan, que te ríes con ellos, y también lloras. Sin ellos no serías nada, y ser nada significa ser infeliz. Así que disfruta de ellos mientras puedas, pues cuanto mas tiempo pases con ellos, más feliz serás...
Acto seguido, toda la familia irrumpió en un aplauso, y prometieron disfrutar de la felicidad y transmitir ese conocimiento a las generaciones próximas.