Gracias

Gracias a todos los que me seguis. Gracias a todos los que me apoyais, o le comentais a mi familia lo que os gusta. Intentaré continuar así y espero que sigais siendo así, y quien sabe si dentro de poco no vereis estas historias en las librerias...

martes, 2 de abril de 2013

Concurso Informe Müller por Papel de Tinta Negra!

Estaba leyendo el blog de un gran amigo que lleva muchos meses siendo seguidor mio en twitter y de repente me encuentro con esto!

Concurso "El Informe Müller."

"En plena guerra fría, el MI6 convoca de urgencia al historiador Hugh Trevor-Roper para que, junto a Oughton, un enigmático agente de la CIA, investigue la muerte de Heinrich Müller, un agente doble y ex general de la SS. La tensión entre ambas agencias es máxima, y, más que revelar la identidad del asesino, tanto a la CIA como al MI6 les interesa más saber cuál de las dos organizaciones está más contaminada por agentes dobles y topos.

 Pero las investigaciones revelan algo más: Müller era la única persona capaz de revelar la verdad sobre la muerte del jerarca nazi. Y, al parecer, no se llevó su secreto a la tumba. En algún lugar ha dejado un informe que arroja luz sobre uno de los misterios más acuciantes del siglo, además de dejar al descubierto las enmarañadas tramas de contra espionaje entre los servicios secretos.

 Basada en hechos reales y respaldada por una impresionante documentación, El informe Müller es el impactante debut en la ficción de Antonio Manzanera, una novela sobre una de las grandes mentiras de la historia reciente."


SORTEA CUATRO EJEMPLARES DE ESTE LIBRO, FIRMADOS POR EL AUTOR. VAMOS, QUE TIRA LA CASA POR LA VENTANA.
Para conseguirlo tenéis que hacer muy, muy pocas cosas. Viene todo especificado en su blog, cuya url es:
http://papeldetintanegra.blogspot.com.es/2013/04/concurso-el-informe-muller.html

Dicho esto os deseo muchisima suerte en el concurso, y adelante, que es un gran premio!

jueves, 19 de julio de 2012

La llamada del huracán

Las hélices cargaban con el peso de los muchos años que llevaban moviendo aquella avioneta Piper con la que habían vivido aventuras, viajes y algún que otro accidente. Ahora acumulaban polvo y óxido en aquel hangar que llevaba meses sin ver un alma. La Piper había sido un éxito de la ingeniería americana, sobre todo la serie a la que pertenecía, la PA-32. Cuando su dueño la compró en los años 60 le costó la mitad de su fortuna, pero había cambiado de manos últimamente, hasta parar, hace 10 años, a manos de un hombre con ligeros problemas con el alcohol. Y desde entonces llevaba en ese hangar. Pero aún podía dar guerra y, si hubiera tenido vida, el conductor del furgón que entraba en el hangar la habría visto saltar de emoción, con lágrimas, dispuesta a vivir una última gran aventura.
-¡¿Me estás diciendo que vamos a volar con esta avioneta hasta Inglaterra con un huracán?! - Resonó por todo el hangar. -¡Ni loca! ¡¿Quieres que nos matemos?!
-Tranquila preciosa, esta hermosura- dijo Josué mientras golpeaba cariñosamente la cabina de la avioneta.- nos llevará sanos y salvos a Inglaterra en un periquete.
- No tengo muchos conocimientos de aviación pero...-Rubén soltó un ligero quejido."Aún no esta totalmente recuperado" pensó Sam "es una locura viajar con él así y un huracán"- ¿Como vamos a hacer tal viaje con un depósito medianamente pequeño?
-Fácil, pequeño listillo- dice Josué mientras se saca una especie de mapa garabateado, sucio y arrugado- Aquí nos espera un pequeño petrolero, que nos llenará el depósito.  Cortesía de un amigo que me debía un favor.
La idea no le gustaba nada a Sam, pero Alex la terminó de convencer, ya que no tenían ninguna otra salida. 
Después de un par de horas de preparación de la avioneta y de abastecerla de gasolina y alimentos, se montaron todos.
-¿No podíamos estar más apretados, no?- Se quejó Mark
- Esto no es tu jet privado, ricachón -contestó Josué, mientras arrancaba la avioneta y la conducía al exterior.
-Será mejor que nos abrochemos los...- Sam empezó a palpar el boquete donde debería estar el cinturón. -¡¿NO TIENE CINTURONES?!
-Es de tercera mano. Agarros a los asientos, que esto va a ¡¡comenzar!!- Dijo Josué mientras aceleraba al máximo para despegar.
La velocidad empujaba a los ocupantes al asiento, mientras que las gotas se estampaban violentamente contra las ventanillas, y el viento hacia que la avioneta zarandeara. Después de unos largos minutos, que a Sam le parecieron vidas enteras, y unos par de rezos y gracias a Dios después,se estaban adentrando en una nube negra como el carbón.
-Sigo muy segura de que esto no ha sido una buena idea- Replicó Sam
-Tu tranquila preciosa, esto nos llevará sanos y...- Un golpe de viento zarandeó violentamente la avioneta, provocando colisiones y quejidos dentro de ella- Bueno... nos llevará a Inglaterra.
La mirada de los 4 pasajeros fue de chiste. Una mezcla entre incredulidad y algunas muescas de dolor por el golpe reinaba en ellas.
Buscando en las cajas que ya estaban dentro de la avioneta cuando llegaron, encontró Alex una pequeña radio de onda corta y unos cuantos pulpos elásticos, que usaron como sustituto del cinturón. 
Encendieron la radio, y solo consiguieron sintonizar la radio de los guardacostas.
"Aquí equipo alfa, vamos a atracar. El huracán es peor de lo que esperábamos. Pon la alerta máxima. Que nadie salga a faenar, o se arriesgan a morir"
-Mierda... ¿¡Josue has oído eso!? - Gritó Mark
-Afirmativo ricachón. Creo que va a ser un viaje muy movidito.
-Voy a asegurar a Rubén, no debería darse ningún golpe.- Dijo Sam.
De repente todo se iluminó. Un rayo había pasado demasiado cerca.
-¡¡TEN MAS CUIDADO!!- gritó Sam
-Preciosa, no adivino cuando ni donde va a caer un rayo.
-¡ME DA IGUAL! ¡QUIERO SALIR VIVA, ¿VALE?!
Josue pareció ignorar eso último ya que estaba mirando boquiabierto lo que tenía delante. Era el mayor ojo de huracán que había visto desde que vivía en la costa de México. Debía tener 40 km de diámetro. A su alrededor solo había nubes negras, cargadas de electricidad, provocando rayos a mansalva. Se giró y dijo en su tono irónico.
-Un ratito de descanso a petición de la preciosa antes de que vuelva la fiesta.
Mediante se acercaban a aquella pared de nubes se temían lo peor. Podían ver las olas desde aquella altura, y eran tremendas, por lo que la velocidad del aire debía de haber subido. La frecuencia de los rayos igual. Cuando estaban a escasos metros, y ya notaban el aire y la electricidad del ambiente, dijo Josué:
-Disfrutad de estas vistas, puede que sea las últimas que veáis...
5 minutos después estaban en plena tormenta. Josue esquivaba los rayos como los coches en las persecuciones de las películas, pero aquello era la vida real, y no podía estar eternamente esquivando rayos.
-¡¿Cuanto queda para el petrolero?! -Grito obligada Sam, ya que el ruido de las gotas eran ensordecedor. 
-¡30 minutos!
-Mierda, no creo que podamos...- Se iluminó toda la estancia, y la avioneta tambaleó. Cuando los ojos de Sam volvieron a enfocar, una luz anaranjada iluminaba la zona derecha. El ala estaba ardiendo. -¡JOSUE! ¡EL ALA DERECHA!
Fue cuestión de segundos cuando sonó el temido "crack". El ala derecha se había desprendido de su portadora, y ambas iniciaban un descenso en picado.
Los pasajeros gritaban a más no poder, mientras las cajas de provisiones y herramientas flotaban alrededor. Josué intentaba corregir el rumbo pero era tarde.




Iban a chocar contra el mar.



domingo, 29 de abril de 2012

Adios pequeño, adios

Lo que no te mata te hace más fuerte. Eso dice la canción. Y razón tenía. Pero llega un momento que, ni la más fuerte fuerza, ni la más viva esperanza y deseo consigue llevarse a la muerte de en medio. Hoy, me he levantado, como un día más. Solo, eso sí. Y me ha llamado mi madre para ver que tal estaba. Me asomo mientras hablo y le veo ahí, tumbadito, como si estuviera durmiendo. Que gilipollas fui...


Cuando me acerco a darle lechuga veo que está agonizando, que dificilmente se podía levantar. Me miraban unos ojos que decían: "Por favor, ayudame" mientras sus patitas sufrían espasmos. No lo podía aguantar... Le cojo en una manta y le llevo, junto a mi abuelo, fuimos corriendo al veterinario. Yo me paraba en ocasiones, notaba que se le iba la vida. Hasta que dejó de respirar... Al llegar a la cñinica vuelve a respirar, pero con muchas dificultades. La veterinaria nos da la noticia que temíamos: Hay que sacrificarlo. Me hundo. Me hundo en un torbellino de angustia, de odio hacia mí mismo por no poder hacer nada, y tristeza. Tumbado en la camilla me mira con el único ojo que tiene abierto. Podía ver lágrimas en él. Un conejo llorando... Pero expresaba todo lo que me podía decir... que le dejara ir. No pude... No puedo soportarlo. Ver como le inyectaban el sedante, como no se movía, ni se quejaba, como él había sido siempre, un VALIENTE... como le entró un pequeño espasmo... como le pinchaban con la jeringuilla en el corazón... Una gota de sangre de su corazoncito se abre paso por la jeringa... dictando el final...
No pude soportar la presión y, ya inerte, le agarré de la patita y comencé a acariciarle. No podía dejarle ir. No me hacía a la idea de no verle. Pero ya era tarde. Sus ojos ya no expresaban vida. Intenté cerrárselos, pero no podía, asique me limité a acariciarle el lomo, y a despedirme de él con el silencio, y con estas palabras, que ojalá le lleguen. Que él fue algo más que una mascota. Era algo más en la familia. Que no se merecía morir, pero que ha sido, es, y será, un conejo MUY VALIENTE, y un García-Cantarero Alañón más.
Hannah, te tendremos siempre en nuestro corazón.
PD: Mamá,, no te sientas culpable de haberme dejado solo frente a esto. Nunca estoy solo, aunque lo parezca. Yo no siento rencor, siento pena. Pena por no haberos podido despedir. Pero al menos no le habéis visto sufrir, y podéis tener una imagen de él como era, valiente, y jovial.

viernes, 13 de abril de 2012

Preciosa

El día se había convertido en noche. El cielo comenzó a ennegrecerse, debido a unas nubes amenazantes, que parecían predecir el futuro. Comenzó a chispear. El olor a hierba mojada, a árboles y a fauna advirtió a Sam que se encontraban en pleno camino secundario. La parte trasera del furgón militar no tenía ventanas, por lo que no podía ver por dónde iban. El conductor, un ex militar, les había dicho que tomarían carreteras secundarias para así evitar el seguimiento, o los improvistos. Rubén la aferraba la mano, y aún era incapaz de levantarse, por lo que Sam no podía observar ni la dirección, ni la situación en la que se hallaba; por lo que se puso a reflexionar por lo pasado hacía, aproximadamente, una hora.
Recordó esperar en la habitación, viendo como Jackie entraba y salía. Recordó que cuando Rubén abrió los ojos, y comenzó a mejorar, entró Jackie." Veo que estas mejor... Ha llegado la hora.- Dijo Jackie
- ¿Quien es ella? ¿La hora de qué? Preguntó Rubén.
- No lo sé.- Dijo Sam.- Pero es de confiar. Sin ella no estaríamos aquí.
-Eso espero...
Entonces, Jackie abrió la ventana de la habitación. Fuera ya no estaban los dos agentes. "¿Qué habrá hecho Jackie con ellos?" Se preguntó Sam 
-Tranquila, el dolor les durará un par de días y no recordarán nada.- Dijo Jackie, como si hubiese leído el pensamiento de Sam
El sonido de un motor sonó a lo lejos. De repente, entre los árboles apareció un furgón militar, negro obsidiana.
-¿No llamaremos un poco la atención con esto?- Dijo Alexander. 
-Nadie sospechará que el ejército os ha ayudado a escapar.- El conductor tocó la bocina un par de veces.- Él es Josué, os llevará a un lugar seguro. 
-Jackie... ¿Por qué haces esto?- Preguntó Sam. Entonces Jackie comenzó a empujarla hacia la parte trasera del furgón, cuyo interior estaba pegado a la ventana.
-Sólo confío en vosotros... Suerte.- Contestó Jackie. 
El furgón arrancó y, mientras Sam cerraba la puerta vio a Jackie echar un líquido en un paño, ponérselo en la boca, y caer.
-¡DA LA VUELTA!- No se oyó respuesta, y el furgón aceleró. ¡JOSUÉ DA LA MALDITA VUELTA!-Silencio- ¡JOSUÉ!
Samantha no paró de gritar hasta que, finalmente, diez minutos después el conductor aminoró la marcha.
-Está todo planeado.- Dijo, girándose.- Ahora, mona, ¿qué tal si te quedas callada, y nos das un buen viaje? 
Samantha pudo ver parte de su cara en el breve tiempo que se giraba. Josué debía de tener unos cuarenta años. Se le podía ver un pelo alborotado, con numerosas canas. Sus cejas, pobladas, daban paso a unos ojos color miel, rojos en ese momento. La cara estaba cubierta de arrugas, ¿o eran cicatrices?, no podía distinguirlas. El poco tiempo que mantuvo la ventana abierta inundó la pequeña estancia de un olor embriagante a alcohol. "Perfecto, no sabemos a dónde vamos, y estamos en manos de un borracho." Pensó Sam, en vez de iniciar otra discusión.
Ahora estaba sentada agarrada de Rubén. Las gotas comenzaron a estrellarse contra el furgón. Ese sonido relajaba mucho a Sam. De repente, se escuchó un trueno.
-Parece que se avecina una buena- Dijo en voz baja Rubén, para no despertar a Alexander.
Suena otro trueno 
-Y que lo digas. Lo que daría por tener mi armario lleno de chubasqueros aquí...
Dieron un pequeño bota y el sonido a piedras y tierra se convirtió en uno más suave. Significaba que habían vuelto a la carretera. Sam se puso a observar su alrededor. Desde que estaban allí se había quedado mirando fijamente a Rubén, y recapacitando. Había una gran vara de metal y una caja llena de papeles en la que Alexander apoyaba la cabeza. "Espero que esos papeles no fueran importantes" Pensó Sam al ver que se estaban estrujando y a Alexander se le empezaba a caer la baba. También había una pequeña radio a los pies de Rubén. Sam se estiró, cogiéndola, y comenzó a sintonizarla.
*szhh... Dominico Santiago, cómo pudiste engañarme con Faus... szhhh... conomía mejicana está en pleno auge debido a lo... szhhh... can de clase 3 está previsto que toque tierra mexicana a las 20.00. Al habla Chelsea, desde el centro meteo...*
-Parece ser que se avecina algo peor. Voy a avisar a Josué.
Dio unos golpes en la ventana. Josué la abrió bruscamente
-Dime preciosa, ¿quieres discutir un poco más?
-No, "querido", vengo a avisarte que un huracán se avecina.
-Lo sé, preciosa, yo también tengo una radio aquí.- Dijo, dándole unos toquecitos a la radio Sony del furgón.- Por suerte estamos cerca.- Y cerró la ventana
-Parece ser que has hecho un nuevo amigo.- Dice Rubén
-¿Yo?, ¿de ese? Si en lo que hemos hablado, me ha escupido dos veces, y casi eructa en mi cara.- dijo Sam, entre risas.
Rubén movió lentamente la mano hacia su cartera. Sacó una foto de su novia.
-¿Sabes qué? La echo muchísimo de menos...
-Tiene que ser duro separarse de alguien a quien amas... 
-Ya...- Dijo Rubén, luego miró a los ojos a Sam.- Menos mal que estás aquí para hacerlo más llevadero
Hubo un silencio, un tanto incómodo, hasta que se paró el coche. Josué abrió la ventana.
-Última parada.
Samantha abrió la puerta y lo vio. Nunca había estado en una. Y menos en una tan pequeña.
-Preciosa, adivina quién es el piloto de esta preciosidad y quien te va a llevar a Inglaterra.
"No, no puede ser..."
-¡¿Me estás diciendo que vamos a volar con esta avioneta hasta Inglaterra con un huracán?!

domingo, 20 de noviembre de 2011

La huida.

Silencio, ese gran enemigo de los peores momentos. Frío, incómodo y vacío, sin alma, sin lugar en el espacio. La habitación estaba totalmente en silencio, únicamente se escuchaba la respiración forzosa de Ruben  herido; y el taconeo de Samantha, preocupada. Era una manía que tenía, siempre que se preocupaba, daba golpes en el suelo. Miró al su alrededor, primero a Alexander y luego a Mark, pero parecía que si no lo hacía ella, nadie rompería el silencio.
-Dudo que hayan encontrado algo. Tenemos todo en lugares seguros.
-Ya, pero entonces no entiendo por qué me han dejado libre.-Dijo Ruben.
-Está claro.- Interrumpió Alex- Seguro que nos está observando, o escuchando nuestras conversaciones, esperando que Sam diga dónde están.
-No lo sé, no estoy muy seguro. -Comentó Ruben.- ¡Agg!, se quejó, sujetando su cabeza. Acto seguido, se precipitó contra el suelo.
-¡¡Ruben!! Gritó Sam, corriendo hacia él.
- Será un simple desmayo causado por los muchos hematomas que tiene.- Dijo Mark. - Fui médico y se de lo que hablo.
Le levantaron lentamente hasta la cama, y le dejaron reposar con un trapo humedecido en agua fría sobre la frente, pues le había entrado fiebre. Sam le cambiaba el trapo constantemente, mientras Mark le curaba las heridas con el botiquín de la habitación, y Alex buscaba cobertura para llamar a un amigo suyo en el gobierno americano. 
Un par de horas más tarde, se escuchó una llave desbloqueando la puerta. Tardó en abrirse, pero acabó dejando entrar a David.
- ¿Que tal la noche?- Preguntó.
- Ya ves, perfecta y tranquila.- Dijo irónicamente Sam. -¿Que quieres?
- Vengo a que me deis explicaciones de esto. - Puso un pedazo de papel en la mesa. 
Ese pedazo sucio y desgarrado les era muy familiar. Era la nota de la madre de Ruben, pero en ella solo se podía leer ahora :
" ... buscadlo, perderéis más ... encontréis. El ... es muy peligroso, y numerosas personas ... cadáver. ... habéis estado investigando ... en vano. El eclipse ... adelantará a hoy a medianoche, ...secreto ...Kukulcán, ... mayas, residencia del ..."
La madre de Ruben se había preocupado en que después de un tiempo se ocultara el mensaje, guardando el secreto. 
- ¿Que es esto? ¿Que ponía?
-Es una nota anónima que recibimos.- Dijo Sam.
-¿ Y a qué se refiere?
Otra vez ese momento incómodo. Silencio. Hasta la mosca que había en la habitación decidió dejar de aletear para dar paso a ese momento.
- Repito, ¿a que viene esta nota? - Preguntó de nuevo David, esta vez con un tono mucho más agresivo.
- No lo sabemos. -Dijo Alex
- Si... Si lo sabéis... - Saltó hacia Sam y la agarró. sacó la Glock de 9mm y apuntó con ella a la cabeza de Sam.
- O me decís por qué os la escribió, o no volvéis a ver a vuestra amiguita.
-¡Sueltala!- Dijeron ambos.
Sam sollozaba, no quería que se lo dijeran, era demasiado importante preservar el secreto.
-¡¡DECIDMELO DE UNA PUTA VEZ!! -Gritaba, lleno de ira, David.
Silencio. Los segundos parecian minutos, horas, dias. Sam estaba preparada para recibir el disparo. Sus ojos decían a Mark y a Alex que no dijeran nada. Prefería sacrificarse por el proyecto, por la humanidad. 
Sonó el chasquido de la bala en la recámara. Cerró los ojos. Inspiró, y...




-Es un aviso de mi madre. -Dijo Ruben.
-¡Rubén!- Grito Sam, sorprendida.
Se levantó de la cama lentamente, débil.
- ¿Quien es tu madre? ¿Cómo sabía lo del eclipse? ¿Donde esta?. Dijo mientras soltaba a Sam, cayéndose esta al suelo.
- Muerta. Mi madre esta... muerta. - Dijo, con lágrimas en los ojos.- Murió en el terremoto, ahí abajo. Y si te dijera como lo sabía, no lo creerías.

-Es la peor bula que he oído, ¿que cojones hacía tu madre ahí abajo?
-No lo creerías...
-Soy todo oídos.
-Era adivina, predecía el futuro. Provenía de los hechiceros más poderosos de la civilización maya, y su poder se ha ido heredando.
- ¡JAJAJAJAJA!- La carcajada retumbó por toda la habitación.- Me estáis tocando la moral vosotros cuatro... Voy a volver, en una hora, y cuando vuelva, quiero respuestas.- Y mirando a Ruben incluyó.- Respuestas de verdad, no cuentos. 
Se fue dando un portazo, que hizo que el cuadro del calendario maya que había a la derecha de la puerta se cayera, rompiéndose. Sam se levantó y salió corriendo hacia la cama, en la que permanecía Ruben, pálido, tembloroso y aun malherido.
-¿Qué tal te encuentras?- Le preguntó, tocándole la frente.
-Bien... hugh... bueno... no tan bien... jajaja...
- No te preocupes, descansa...
- No puedo descansar, ese loco volverá en una hora, y a saber que nos harán si no le decimos la verdad que ellos esperan... -Al acabar la frase se volvió a desmayar.
-Da igual, Ruben. Ya nos enc....
Volvió a sonar la puerta, y Sam se puso de pie. Por la puerta asomó una mujer alta, poco esbelta. Su ropa militar la delataba. Su pelo moreno, largo y liso le caía por los hombros. Sus ojos marrones escanearon la sala, y sus finos labios comenzaron a moverse. 
- Buenos días, soy Jacqueline Tohr Enthe, agente 4573 de la CIA. Hagan sus maletas, nos vamos ahora mismo.
- ¿A dónde nos llevan? Preguntó Alex.
-Lejos de aqui...
- ¿Dónde exactamente, agente? Pregunto Mark
- No puedo decíroslo aun. El agente David no sabe nada, es vuestra única forma de escapar. Vivos.
- ¿Escapar? ¡No podemos escapar con Ruben así!-Grito Sam
- Lo sé, pero es vuestra única solución. Os llevarán a todos a un hospital. Allí recibiréis órdenes. -Sacó su Walkie-Talkie- Agente 2112, llama al agente David. El sospechoso no tiene buena pinta.Necesita ir urgentemente a un hospital. Pedid una camilla y una habitación en la hospital más cercano. Llevad también a todos los sospechosos con él. Estaran mas vigilados que aquí
-Recibido. La camilla ya está de camino. 
-Recibido, os espero. Corto y cambio.
                                             ***********************************                                    
Minutos despues estaban yendo al hospital general de Valladolid, a 40 km del hotel. Tenían la habitación 013, en la planta baja.
Estaba Ruben solo en la cama, y había un par de agentes en la puerta, otros dos, acompañados de perros, en la ventana, y la agente Jakie pasaba cada 15 minutos para comprobar que los sospechosos estaban, y si habia alguna evolucion saludable para Ruben. El agente David habia pospuesto la amenaza hasta que se recuperara totalmente. Cuando Ruben abrió los ojos, y comenzó a mejorar, entró Jakie.
- Veo que estas mejor... Ha llegado la hora.- Dijo Jakie
- ¿Quien es ella? ¿La hora de que? Preguntó Ruben.
- No lo sé.- Dijo Sam.- Pero es de confiar. Sin ella no estaríamos aquí.
-Eso espero...
                                   *************************************************                       
Mientras tanto, Sophie, la enfermera de la planta baja del hospital estaba haciendo la ronda alimenticia. Arroz con pollo y flan para el paciente de la habitación 031; puré con pescado para el de la 019. "La comida de este antro huele a rayos", pensó, "pero es lo único que tienen". Cogió el caldo y el filete de pollo sin sal para el paciente de la 013 y les guiñó un ojo a los apuestos agentes que vigilaban la puerta. "¿Por qué no son asi los doctores de acá?" rondó por su mente." Daría gusto trabajar". El agente de la izquierda la abrió la puerta, mientras ella notaba como sus ojos se paraban en su trasero. Dejó soltar una risa tonta. Se cerró la puerta, volvió a mirar al frente y gritó. La ventana estaba abierta, y se escuchaban a los perros ladrar. Se veía un par de piernas en el suelo, debajo de la camilla. Jaqueline yacía en el suelo, incosciente. Junto a ella, un trapo con un olor fuerte, seguramente cloroformo. Entraron los dos agentes y pulsaron la alarma. Los sospechosos habían escapado.

domingo, 2 de octubre de 2011

Tesoros encerrados


Abrieron los ojos… y se encontraron rodeados por una docena de cañones de metralletas apuntándoles a la cabeza.
-Buenas noches- Dijo David- ¿Ha sido una agradable inmersión?
Dos pares de brazo sacaron a cada uno del agua, y los empujaron contra el suelo, cercanos a Alex y Mark.
-¿Qué ha pasado aquí? - Susurró Sam a Alex
-Es una historia muy larga... ¿lo habéis encon...?
- ¿Qué había ahí abajo?- Le interrumpió David- ¿Alguna prueba que queríais ocultar del asesinato?
Todos callaron. No podían decirle la verdad, que buscaban las piezas de un artefacto extraterrestre de hace miles de años, ni lo que ocurrió abajo, pues ya serían sospechosos de dos asesinatos. Tampoco podían mentirle, diciendo que es una simple investigación, puesto que no habrían irrumpido de aquella manera como lo hicieron.
-Entiendo... - Y sin más espera, hizo una seña con la cabeza al agente de su derecha. Este se aproximó a Ruben y le esposó. Mientras, este intentaba forcejear, pero quedó en eso, en un mero intento, pues la mole de anabolizantes y músculos que era el agente no cedía lo más mínimo. Después, le agarró del cuello y le arrastraron hasta el interior de una de las tiendas. 
-Llévatelos al hotel, y enciérralos en la habitación de la chica.-Dijo David mientras se iban. ¡Ah! Quítale la bolsa a la chica, seguramente esconde algo en ella.
Se acercó a ellos una agente y se lo quitó, sin que Sam hiciera nada por detenerla. Alex y Mark miraron a Sam con cara de angustia, pero esta no se mostraba nada preocupada. Acto seguido, les obligaron a ir hacia el hotel.
La habitación, con tres personas dentro, parecía mas pequeña. Los rayos lunares entraban tímidamente por las cortinas, y el tono anaranjado del cielo indicaba un próximo amanecer. Llevaban ya unas cuantas horas ahí dentro, y no habían hablado de nada, se habían limitado a pasear por la habitación y mirar a la pared.
Al fin, alguien decidió romper el silencio:
-¿Por qué no te has negado a dar el bolso?- Preguntó Mark
- No tenía motivos para no dárselo.- Respondió Sam
- ¿Y el artefacto? - Preguntó Alex.
- No es buen momento para hablar de él... ¿Y vosotros? ¿Era una tarea demasiado complicada vigilar?
- Nos pusieron algo en la bebida y... nos quedamos dormidos...
- ¿Algo en la bebida? ¡Pero si no sabían que íbamos a hacer esto!
- ¡Vale, nos quedamos dormidos! -Admitió Alex- Pero no hace falta ese humor de perros.
- ¡¿Que no?! Estamos encerrados en una habitación de hotel, rodeado de agentes, y Ruben en una tienda, solo...
Se produjo un silencio, pero no tardó en ser roto, por el ruido de papeles y cajones por el suelo. 
-Deben de estar registrando nuestras habitaciones.- Dijo Mark.- Menos mal que yo conservo siempre mi diario conmigo...
De repente se miraron todos. El artefacto de Giza. Debían esconderlo. ¿Pero, donde? No había ningún sitio para esconderlo...¿O si? Sam miró al suelo, y se dio cuenta que, debajo de la moqueta, el suelo era de láminas de madera. Pasó su infancia en una habitación así, y escondía debajo de ellas objetos que no quería que nadie viera, lo cual funcionaba en todas las ocasiones.
Se agachó y quitó la moqueta. Vio que había un tablón podrido, por lo que le fue más fácil quitarlo. Mientras Alex y Mark escuchaban en la puerta por si venían Sam escondió dos objetos en el hueco. 
Como si les estuvieran vigilando, fue poner la moqueta en su sitio y ver como Alex y Mark retrocedían a sus sitios, ya que venían a su habitación. Entraron 3 agentes y revolvieron todo. Cajones por el suelo, la ropa interior de Sam desperdigada, la cama deshecha, los papeles e instrumentos por los aires... Al ver que no tenían nada sospechoso se fueron, y , cinco minutos después, trajeron a Ruben.
Estaba demacrado: el ojo morado, sangre por la cara y la ropa y le faltaba un diente.
-¡Ruben!- Gritó Sam, y corrió a abrazarle.- ¿Que te han hecho?
- Lo siento Sam...- Dijo con una lágrima en los ojos- Le he dicho que lo que buscaban se encontraba en una habitación, y si me han soltado es porque han encontrado algo...

domingo, 25 de septiembre de 2011

El Dios traidor.

El final del día se acercaba. Las nubes se alejaban, como una corte, siguiendo al Rey, el Gran Orbe, mientras este comenzaba su descenso. Dos agentes del FBI custodiaba el Cenote Sagrado, por seguridad. Se intercambiaban cada tres horas, y cada media hora confirmaban por Walkie-Talkie que iba todo bien. Desde la zona boscosa en la que estaban ocultos, Samantha pudo ver dentro de una tienda de campaña, un par de equipos de buceo. Se le había ocurrido un plan.
 Ruben, tu que eres más rápido, necesito que vayas a por un bote de Cloroformo que tengo en la bolsa de compuestos. ¡Rápido!
10 minutos después apareció Ruben con un bote blanco, de plástico y con una pequeña etiqueta.
-Escuchad. Yo atraeré a los agentes hacia nuestra posición. Necesito que os escondáis, y cuando bajen la guardia, les droguéis y vosotros - dijo Sam, señalando a Alex y Mark- quiero que os pongáis sus uniformes, y contestéis al Walkie. Rubén y yo bajaremos con el equipo que hay en la tienda de campaña. Son las 9, justo... Acaban de hacer el cambio de guardia, y el siguiente será con el eclipse.- Se desgarró un poco la camiseta. -Escondeos, voy a traerles.
Comenzó a hacer ruido y a gritar y salió de la maleza. Los agentes la apuntaron con sus pistolas, pero dejaron de hacerlo cuando la vieron llorar y gritar. Parecía que la hubiera atacado algún animal salvaje.
-¡¡Es que nadie va a venir a ayudarme!! ¡¡Ayuda!!
Ambos agentes se miraron, y corrieron a socorrerla.
-¿Qué la ha pasado?- Preguntó el agente.
- Un loco con una daga, ¡ha intentado matarme!
- ¿Dónde?
- Ahí, en el bosque.
-¿Podría acompañarnos e indicarnos el lugar?- Dijo el otro agente, más tranquilo.
- Cla... claro...- Dijo Sam, fingiendo miedo.
Como moscas en una red, Samantha les estaba llevando hacia su trampa. Dieron un rodeo, hasta llegar al lugar donde estaban escondidos.
-¡Miren! Es una huella suya.- Dijo Sam.
Ambos agentes se agacharon a observarla, cuando notaron una mano en su cara, y cayeron plácidamente dormidos.
Sam y Ruben dejaron a Alex y Mark cambiándose. El traje le quedaba un poco pequeño a Mark, pero no demasiado ridículo.

-¿Crees que llegaran? Preguntó Mark.

-Son mis chicos y confío en que lleguen, pero, personalmente, creo que lo tienen un poco crudo.- Respondió Alex, abrochándose el cinturón.-¿Has terminado?-Mark asintió con la cabeza.- Adelante.

Mientras llegaban a la tienda observaban el Sol, dispuesto a ponerse en breves. Oyeron voces en la tienda. " ...Es muy difícil vivir de la interpretación..." 
-¿Que se nos va a hacer ahora Sam, actriz?. Preguntó Mark.

-No creo, es una chica a la que le encanta la arqueología, no la dejaría por nada en el mundo. - De repente algo llamó su atención.- Chicos, os estay perdiendo el espectáculo- Dijo Alex.

Salieron, y no se podían creer lo que veían. Entre los árboles se dejaba filtrar un rayo de luz, el cual se adentraba en el cenote, iluminándolo al completo por acción de unos micro cristales incrustados en las paredes, y llenándolo de colores.
-El sendero de la vida. Es nuestro turno.- Dijo Sam
Y, con un salto, se adentraron en ese espectáculo de colores, que parecía sacado de una peli de ciencia ficción de Hollywood.
-Buena suerte chicos, tengo el presentimiento de que la necesitaréis.- Dijo Mark.
-No me seas pesimista- dijo Alex, pegandole una palmada en la nuca. - Vamos a ver que tenían estos agentes para acomodarse.
Entraron en la segunda tienda. En su interior había una televisión, una radio militar, un par de sillas plegables y una mesa. En la mesa había una pistola Tesla, y un par de cervezas cerradas.
-¡Wow! Nunca había visto una. -Dijo Alex, con la pistola Tesla en la mano. - ¿Esto como se encenderá?
Empezó a manipularla, pulsando todos los botones que veía. *BZZZZZ* La tiró al suelo.
-Me cago en... Que susto me ha pegado.- Dijo Alex, mientras Mark se caía al suelo de la risa.- Vamos cómico, yo haré la primera ronda, después tú. Como son 3 horas las que estarán, las rondas serán de hora y media. Y cada media hora confirman por estos Walkies, así que estate atento.
-A tus ordenes, señor.-Dijo Mark, haciéndole un saludo militar antes de reír ambos.
Alex se sacó una silla fuera y se sentó, mientras se encendía un puro y vigilaba. Escuchaba la televisión. "Seguro que estará embobado, si no se ha dormido ya" Pensó Alex. Pasó la primera media hora pensando en las cosas que se encontraran Sam y Ruben ahí abajo, y en si estarán bien.
*Bzz* 
-Agente 1554, reporte situación. Dijo una misteriosa voz por el Walkie.
-Bien... Ejem digo... Todo en orden, señor. - Dijo Alex.
-Corto y cambio.
*Ha sido más fácil de lo que pensaba* Pensó Alex, y se levantó a dar un paseo. Se asomó al cenote, iluminado aún por un minúsculo rayo de Sol, casi inexistente, pero lo hacía brillar como si le diera plenamente. Le tomó un par de fotos, pues tenía la corazonada de que no lo volvería a ver la humanidad así. Luego fue por la jungla, hasta que volvió a sonar el Walkie, diciendo lo mismo. Tardó otra media hora para volver a la tienda, y volvió a contestar al Walkie, antes de cederle el testigo a Mark. Este se recostó en el suelo. Se había tomado la cerveza, que estaba caliente y le estaba entrando un poco de sopor, pero debía mantenerse despierto. Pero, por más que lo intentó, no lo consiguió. Cayó en brazos de Morfeo. Todo habría ido bien si Alex estuviera despierto también, pero el paseo por la jungla fue agotador para él. 
*Bzzzz*
-Agente 1554, reporte situación.
No hubo respuesta al Walkie
-Agente 1554, responda. Reporte situación.
Silencio.
-Agente 1554, ¿esta ahí?-Se oye descolgar un teléfono- Envíen una patrulla de reconocimiento a la zona, no recibo respuesta...
Lo siguiente que vieron ambos al despertarse fue dos cañones apuntándoles, maniatados en las sillas. 
-¿Que... que cojones pasa aquí?- Preguntó Alex.- No te habrás quedado dormido, ¿verdad?
-Es... estaba cansado... -Contestó Mark
No sabían que hora era, pero miraron al cielo y vieron como comenzaba el eclipse. Más tarde, llegó otro agente.
-¿Dónde están vuestros amiguitos?-Dijo el agente.
-¿Quien eres tú?- Preguntó Alex
- Agente David, del FBI. Llevo investigandoos mucho tiempo, y cuando me dijeron que no respondían al Walkie, supe inmediatamente que erais vosotros. Tus amigos están ahí abajo, ¿verdad?
- No diré nada.
-Te lo pregunto una última vez, ¿ están ahí?
El silencio fue la respuesta, y la reacción de David acabó notándose en el labio de Alex, derramando sangre por su barbilla a causa del puñetazo propinado. Ahora se giró hacia Mark.
-Tu tienes pinta de ser el traidor. ¿Están abajo?
Dudó un momento pero acabó diciendo: 
-Sí, sí están.
-¡MARK!- Gritó Alex
-Lo iban a saber sí o sí, lo siento.- Dijo Mark.
-Preparad todo para cuando emerjan. 
De repente, todo se volvió rojo. Miraron al cielo. El eclipse llegaba a su plenitud. El cielo se cubrió de sangre, y el ambiente se volvió misterioso y terrorífico. Antes de poder soltar un grito de asombro, un terremoto agitó el lugar, haciendo que todos se cayeran al suelo. Mark y Alex intentaron escapar, pero los agentes eran más ágiles, y les agarraron. 
Escucharon burbujas salir del cenote. Estaban emergiendo. David ordenó a los dos agentes a llevarlos hacia el cenote, mientras que a los que vigilaban les mandó apuntar a su interior. 
"Se quitaron la máscara y, al salir a la superficie, no solo notaron la brisa y el oxígeno, sino la presencia de los cañones de unas metralletas apuntándoles."

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