Las miradas gélidas de la piedra

Los ultimos acontecimientos hicieron que Sam se pidiera un día de descanso. Se levantó temprano, pues no podía concebir el sueño, y salió a Chichen Itzá. El Sol se podía percibir timidamente por detras de la Piramide de Kukulcán, pues aun estaba amaneciendo. A esas horas no permiten a nadie estar allí, pero ellos tenían un permiso especial para hacerlo. La brisa fresca y el rocío mañanero la hicieron ponerse la chaqueta. El sonido de las aves autóctonas y de unos pocos grillos que aun permanecían allí era el unico sonido que escuchaba. Se acercó más a la pirámide, una maravilla arquitectónica, que costaba creer que una civilizacion como la maya pudiera construirla. Cada uno de sus lados posee una escalinada con 91 peldaños. Si contamos la plataforma superior, en total hay 365 peldaños. Fue una de las cosas que más impresionó a Samantha cuando se informó acerca de Chichen Itzá, pues era muy preciso para el instrumental que creia que tenían, pero los mayas son conocidos por sus conocimientos acerca los astros y sus movimientos.

Sam subió esos 91 peldaños, y entró en la Pirámide. Aún no habían encendido las luces interiores, y no queria molestar a los guardas, por lo que sacó la linterna que siempre lleva en su chaqueta. Después de un paseo mirando los carteles informativos puestos en la Pirámide penetró en la sala de las ofrendas. En el centro había un Chac Mool , una estatua de un humano reclinado hacia atrás y un recipiente circular en su vientre. Samantha estuvo observándolo exhaustivamente, intentando adivinar que representaba, cosa aun desconocida. Tras no conseguir resultado, se encaminó hacia la sala de sacrificios, la cual poseía una figura de Balam, un jaguar con incrustaciones de jade para simular sus manchas. Sam comprobó que ambas figuras miraban al Noreste, con unos ojos que la daban mala espina, pues parecían observarla, con vida, pero a la vez petrificadas. "Que peculiar, y sospechoso"- Pensó Sam.

Mientras observaba el jaguar, escuchó un ruido de pisadas.

-Ya deben de venir los guardas a preparar esto, debo de haberme tirado mucho tiempo aquí- pensó, y siguió mirando al jaguar, sin saber que no era quien esperaba.

La figura de su atacante estaba unicamente iluminada por su linterna. Se acercó sigilosamente hacia Sam, como una pantera hacia su presa, distraida y fácil de cazar, hasta que..

-¡Buh!

-¡¡AAAAHH!!- Saltó presa del pánico y miró al que la había asustado. A Ruben le estaba entrando un ataque de risa- Joder, Ruben, me has asustado... ¿Que quieres?- Dijo, intentando calmarse.

-Jajajaja... Dice Alex... jajaja... que nos quiere ver ahora.

-Es mi día libre, ¿no se acuerda?

- Sí, pero ha recibido una nota anónima, y creo que es algo importante.-Dijo Ruben.

-Una no puede descansar.... ¿Y como sabías que estaba aqui?

-Te vi mientras hacía footing. Suelo salir muy temprano a correr alrededor de Chichen Itzá.

-Vale, al menos no eres un acosador.- se rieron.- Andando, a ver que ha recibido.

Y se encaminaron hacia el hotel, hablando de lo que podía contener la nota, y que relevancia tendría en la investigación.