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Gracias a todos los que me seguis. Gracias a todos los que me apoyais, o le comentais a mi familia lo que os gusta. Intentaré continuar así y espero que sigais siendo así, y quien sabe si dentro de poco no vereis estas historias en las librerias...

domingo, 25 de septiembre de 2011

El Dios traidor.

El final del día se acercaba. Las nubes se alejaban, como una corte, siguiendo al Rey, el Gran Orbe, mientras este comenzaba su descenso. Dos agentes del FBI custodiaba el Cenote Sagrado, por seguridad. Se intercambiaban cada tres horas, y cada media hora confirmaban por Walkie-Talkie que iba todo bien. Desde la zona boscosa en la que estaban ocultos, Samantha pudo ver dentro de una tienda de campaña, un par de equipos de buceo. Se le había ocurrido un plan.
 Ruben, tu que eres más rápido, necesito que vayas a por un bote de Cloroformo que tengo en la bolsa de compuestos. ¡Rápido!
10 minutos después apareció Ruben con un bote blanco, de plástico y con una pequeña etiqueta.
-Escuchad. Yo atraeré a los agentes hacia nuestra posición. Necesito que os escondáis, y cuando bajen la guardia, les droguéis y vosotros - dijo Sam, señalando a Alex y Mark- quiero que os pongáis sus uniformes, y contestéis al Walkie. Rubén y yo bajaremos con el equipo que hay en la tienda de campaña. Son las 9, justo... Acaban de hacer el cambio de guardia, y el siguiente será con el eclipse.- Se desgarró un poco la camiseta. -Escondeos, voy a traerles.
Comenzó a hacer ruido y a gritar y salió de la maleza. Los agentes la apuntaron con sus pistolas, pero dejaron de hacerlo cuando la vieron llorar y gritar. Parecía que la hubiera atacado algún animal salvaje.
-¡¡Es que nadie va a venir a ayudarme!! ¡¡Ayuda!!
Ambos agentes se miraron, y corrieron a socorrerla.
-¿Qué la ha pasado?- Preguntó el agente.
- Un loco con una daga, ¡ha intentado matarme!
- ¿Dónde?
- Ahí, en el bosque.
-¿Podría acompañarnos e indicarnos el lugar?- Dijo el otro agente, más tranquilo.
- Cla... claro...- Dijo Sam, fingiendo miedo.
Como moscas en una red, Samantha les estaba llevando hacia su trampa. Dieron un rodeo, hasta llegar al lugar donde estaban escondidos.
-¡Miren! Es una huella suya.- Dijo Sam.
Ambos agentes se agacharon a observarla, cuando notaron una mano en su cara, y cayeron plácidamente dormidos.
Sam y Ruben dejaron a Alex y Mark cambiándose. El traje le quedaba un poco pequeño a Mark, pero no demasiado ridículo.

-¿Crees que llegaran? Preguntó Mark.

-Son mis chicos y confío en que lleguen, pero, personalmente, creo que lo tienen un poco crudo.- Respondió Alex, abrochándose el cinturón.-¿Has terminado?-Mark asintió con la cabeza.- Adelante.

Mientras llegaban a la tienda observaban el Sol, dispuesto a ponerse en breves. Oyeron voces en la tienda. " ...Es muy difícil vivir de la interpretación..." 
-¿Que se nos va a hacer ahora Sam, actriz?. Preguntó Mark.

-No creo, es una chica a la que le encanta la arqueología, no la dejaría por nada en el mundo. - De repente algo llamó su atención.- Chicos, os estay perdiendo el espectáculo- Dijo Alex.

Salieron, y no se podían creer lo que veían. Entre los árboles se dejaba filtrar un rayo de luz, el cual se adentraba en el cenote, iluminándolo al completo por acción de unos micro cristales incrustados en las paredes, y llenándolo de colores.
-El sendero de la vida. Es nuestro turno.- Dijo Sam
Y, con un salto, se adentraron en ese espectáculo de colores, que parecía sacado de una peli de ciencia ficción de Hollywood.
-Buena suerte chicos, tengo el presentimiento de que la necesitaréis.- Dijo Mark.
-No me seas pesimista- dijo Alex, pegandole una palmada en la nuca. - Vamos a ver que tenían estos agentes para acomodarse.
Entraron en la segunda tienda. En su interior había una televisión, una radio militar, un par de sillas plegables y una mesa. En la mesa había una pistola Tesla, y un par de cervezas cerradas.
-¡Wow! Nunca había visto una. -Dijo Alex, con la pistola Tesla en la mano. - ¿Esto como se encenderá?
Empezó a manipularla, pulsando todos los botones que veía. *BZZZZZ* La tiró al suelo.
-Me cago en... Que susto me ha pegado.- Dijo Alex, mientras Mark se caía al suelo de la risa.- Vamos cómico, yo haré la primera ronda, después tú. Como son 3 horas las que estarán, las rondas serán de hora y media. Y cada media hora confirman por estos Walkies, así que estate atento.
-A tus ordenes, señor.-Dijo Mark, haciéndole un saludo militar antes de reír ambos.
Alex se sacó una silla fuera y se sentó, mientras se encendía un puro y vigilaba. Escuchaba la televisión. "Seguro que estará embobado, si no se ha dormido ya" Pensó Alex. Pasó la primera media hora pensando en las cosas que se encontraran Sam y Ruben ahí abajo, y en si estarán bien.
*Bzz* 
-Agente 1554, reporte situación. Dijo una misteriosa voz por el Walkie.
-Bien... Ejem digo... Todo en orden, señor. - Dijo Alex.
-Corto y cambio.
*Ha sido más fácil de lo que pensaba* Pensó Alex, y se levantó a dar un paseo. Se asomó al cenote, iluminado aún por un minúsculo rayo de Sol, casi inexistente, pero lo hacía brillar como si le diera plenamente. Le tomó un par de fotos, pues tenía la corazonada de que no lo volvería a ver la humanidad así. Luego fue por la jungla, hasta que volvió a sonar el Walkie, diciendo lo mismo. Tardó otra media hora para volver a la tienda, y volvió a contestar al Walkie, antes de cederle el testigo a Mark. Este se recostó en el suelo. Se había tomado la cerveza, que estaba caliente y le estaba entrando un poco de sopor, pero debía mantenerse despierto. Pero, por más que lo intentó, no lo consiguió. Cayó en brazos de Morfeo. Todo habría ido bien si Alex estuviera despierto también, pero el paseo por la jungla fue agotador para él. 
*Bzzzz*
-Agente 1554, reporte situación.
No hubo respuesta al Walkie
-Agente 1554, responda. Reporte situación.
Silencio.
-Agente 1554, ¿esta ahí?-Se oye descolgar un teléfono- Envíen una patrulla de reconocimiento a la zona, no recibo respuesta...
Lo siguiente que vieron ambos al despertarse fue dos cañones apuntándoles, maniatados en las sillas. 
-¿Que... que cojones pasa aquí?- Preguntó Alex.- No te habrás quedado dormido, ¿verdad?
-Es... estaba cansado... -Contestó Mark
No sabían que hora era, pero miraron al cielo y vieron como comenzaba el eclipse. Más tarde, llegó otro agente.
-¿Dónde están vuestros amiguitos?-Dijo el agente.
-¿Quien eres tú?- Preguntó Alex
- Agente David, del FBI. Llevo investigandoos mucho tiempo, y cuando me dijeron que no respondían al Walkie, supe inmediatamente que erais vosotros. Tus amigos están ahí abajo, ¿verdad?
- No diré nada.
-Te lo pregunto una última vez, ¿ están ahí?
El silencio fue la respuesta, y la reacción de David acabó notándose en el labio de Alex, derramando sangre por su barbilla a causa del puñetazo propinado. Ahora se giró hacia Mark.
-Tu tienes pinta de ser el traidor. ¿Están abajo?
Dudó un momento pero acabó diciendo: 
-Sí, sí están.
-¡MARK!- Gritó Alex
-Lo iban a saber sí o sí, lo siento.- Dijo Mark.
-Preparad todo para cuando emerjan. 
De repente, todo se volvió rojo. Miraron al cielo. El eclipse llegaba a su plenitud. El cielo se cubrió de sangre, y el ambiente se volvió misterioso y terrorífico. Antes de poder soltar un grito de asombro, un terremoto agitó el lugar, haciendo que todos se cayeran al suelo. Mark y Alex intentaron escapar, pero los agentes eran más ágiles, y les agarraron. 
Escucharon burbujas salir del cenote. Estaban emergiendo. David ordenó a los dos agentes a llevarlos hacia el cenote, mientras que a los que vigilaban les mandó apuntar a su interior. 
"Se quitaron la máscara y, al salir a la superficie, no solo notaron la brisa y el oxígeno, sino la presencia de los cañones de unas metralletas apuntándoles."

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